Hoy

Inspirado para escribir a pesar de que las musas no andan por estos rumbos. Solo unas cuántas palabras para forzarme a que surja una historia concreta, un ejercitar del cerebro para continuar por el camino del autoconocimiento que da la escritura. Los años pasan y tras muchas sensaciones de vacío, busco hoy sonreir conmigo y distraerme de toda tristeza.

Han sido estos tiempos de aislamiento autoimpuesto sumado al aislamiento obligado por la pandemia. He vuelto hoy para despedirme agradecido de esta última década que hoy termina; hoy, la sensación de ir a ningún lado se ha desvanecido. A unas horas de despedirme de mis cuarentas no me resta más que agradecerle a la vida el haberme aceptado; y haberse dejado aceptar en reciprodidad.

Ahora, un breviario de lo que he sido: un niño con sueños locos de los que he cumplido algunos y con el ánimo de cumplir algunos más. Un adolescente enamorado y obsesionado con el amor irracional. Un jóven inmaduro que decidió un día alejarse de su pasado para reencontrarse con él a la distancia en cada color, en cada brisa, en cada amanecer y en cada atardecer, para entonces, llegada la noche, transportarse a los mismos caminos, a los mismos valles y paisajes que le iluminaron la mirada a través de la ensoñación, para caminar por las calles con los amigos con la novia o a solas; y de repente, un adulto. Un adulto común, un adulto aun con sueños.

Hoy estoy aquí, pero la incertidumbre le pone sabor al caldo, en una de esas tomo alguna ruta nueva, a un horizonte lejano, donde vea nuevos soles y nuevas lunas. Donde conozca a todos y no conozca a nadie, donde conozca los caminos y descubra atajos, veredas que me transporten nuevamente a lo que he sido, otros ecosistemas con similares nichos.

Hoy, hoy fue un buen día, con ánimo espero muchos más.